Mario Mimessi: el intendente más caro de Salta

Salta - (Redacción Voces Críticas) Elegir funcionarios a dedo tiene sus consecuencias. Esto quedó demostrado en la pobre gestión que está llevando a cabo Mario René Mimessi al frente del Municipio de Tartagal.

Que un gabinete haya sido elegido de esta manera, con personas que nada tienen que ver con la gestión pública ni con la política municipal, seguramente pueda explicar la falta de rumbo, tanto político como organizativo, de la intendencia.

Otra conclusión que puede sacarse de este experimento que Mario Mimessi quiso hacer con los tartagalenses es que al funcionario público no lo hacen solo las buenas intenciones. Se necesita capacidad técnica para gestionar y capacidad política para resolver, dos pilares centrales para la construcción de políticas públicas que el Intendente nunca pudo resolver.

La explicación a esta problemática se puede resolver desde la trayectoria del propio Mimessi. Es que el representante de la Unión Cívica Radical, antes de llegar a dirigir el Municipio, presentaba un currículum bastante acotado, sin ningún tipo de experiencia anterior en algún cargo ejecutivo.

En esta misma línea, se puede destacar el armado del gabinete municipal. Los amigos pueden ser de ayuda para muchas cosas, de eso no hay duda. Pero no pueden ayudarte a resolver la gestión de la tercera ciudad más poblada de la Provincia, donde se necesita gente específicamente capacitada para el puesto que deben ocupar.

Quizás esta sea la razón por la cual su gestión no pudo llevar a cabo ninguna de las promesas de campaña. ¿En qué momento desistió de crear el Tribunal de Cuentas que garantice la transparencia de la gestión pública, o de refaccionar los centros municipales, o la implementación de tarifas justas en el transporte público?

Este último ítem, sin embargo, merece un llamado de atención especial. Recordemos el escándalo que significó la decisión de aumentar el boleto urbano a $90, volviéndolo el transporte más caro del país. Si bien Mimessi se desligó de este tema, delegando la responsabilidad a los concejales oficialistas de Tartagal, por acción u omisión queda claro el rol que jugó el intendente. Si no pudo o no quiso hacer nada, queda a valoración de cada uno, pero en este solo ejemplo -aunque no sea el único- queda demostrada la incapacidad política de Mimessi.

Evidentemente, el experimento político del radical no funcionó. Experimento caro, encima, que cuenta con un presupuesto de más de 72 millones de pesos destinado solamente a los sueldos de los funcionarios. Sueldos que quizás sean equiparables a los que sus funcionarios tenían en la función privada pero, seamos honestos: ¿en un privado pagarían un sueldo similar a alguien sin experiencia?, o más aún, ¿en un privado pondrían a alguien sin experiencia en cargos de alto perfil?

Para colmo, el presupuesto destinado a los sueldos es incluso superior que el destinado a los propios instrumentos de la gestión. Esto se puede leer en los números presentados en el presupuesto municipal, donde los bolsillos de los funcionarios son más caros que el mantenimiento de las calles, el bacheo, el deporte, los centros vecinales y un largo etcétera.

De todas maneras, se puede sacar algo en limpio de esta gestión. Tartagal necesita un horizonte claro, un lineamiento político preparado y con experiencia, en pos de terminar experimentos políticos fallidos que signaron los últimos 30 años de los tartagalenses.