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Oscuros años

Así fue la dura y traumática educación del rey Carlos III, impuesta por Isabel II y Felipe de Edimburgo

El actual monarca inglés fue enviado a un instituto en su juventud en donde sufrió las peores experiencias

Así fue la dura y traumática educación del rey Carlos III, impuesta por Isabel II y Felipe de Edimburgo

El rey Carlos III es conocido por su susceptibilidad. El llamativo hecho ocurrido en el 2022, cuando luego de fallecer Isabel II debía firmar unos documentos, pero la lapicera no funcionó, es bien recordado. En aquel momento, el monarca se frustró y se levantó. Pero este no es un caso aislado.

El hijo de la reina y el rey consorte ya demostró aquella faceta desde su más tierna infancia. Y eso no satisfacía para nada a su padre, Felipe de Edimburgo. El contraste entre ambas personalidades era total: uno, un hombre muy de la vieja escuela, de pasado duro y carrera militar; otro, más vulnerable y dado a las artes que a las tareas que se consideraban solo para hombres en aquel momento.

Así, el padre intentaba por todos los medios aplicarle disciplina y rigidez: disparar, cazar y nadar. Según dijo más tarde Carlos III, tenía buenas intenciones pero poca imaginación. Y esto no se quedó ahí. Ya que después de infructuosas experiencias en escuelas inglesas, Felipe decidió enviar a su hijo a la misma escuela a la que él asistió: Gordonstoun. E Isabel II no pudo hacer nada para impedirlo.

La institución se encontraba aislada al norte de Escocia. Era un clima duro y frío. Y su director y fundador era Kurt Hahn, quien tenía la idea platónica de formar a “reyes filosofos”. Sin embargo, para llegar al ideal griego de igualdad en mente y en cuerpo, imponía una durísima rutina sobre sus estudiantes, informa Voces críticas.

De esta forma, el sucesor de Isabel II recibió los peores tratos: ventanas siempre abiertas en las habitaciones, la vestimenta constante de pantalones cortos, el comienzo del día con un baño de agua helada y salir a correr y el bullying infernal por parte de compañeros. Mientras que su padre Felipe solo tenía recuerdos de admiración por aquel lugar que lo habría ayudado a formarse, su hijo sufría todo el tiempo el abuso físico y psicológico.

Algún refugio consiguió durante su estadía allí: la contención paternal de su guardaespaldas Donald Green; la hospitalidad de Iaian Tennant y Lady Margaret, amigos de la corona real que vivían cerca; y la correspondencia con su tío abuelo, Earl Mountbatten, quien siempre lo trató como nunca lo hicieron sus padres.

Sin embargo, nada pudo paliar de todo aquellos terribles años en Gordonstoun, quien hasta el día de hoy Carlos III los recuerda como una “sentencia en prisión”.

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