Última hora

Milagrosos testimonios

El testimonio de los nenes que lograron que el Papa hiciera santo al cura Brochero

El cura Brochero fue canonizado por el Papa en el 2016

El testimonio de los nenes que lograron que el Papa hiciera santo al cura Brochero
Por Redacción Voces Críticas
sábado 11 de marzo de 2023

Argentina (Redacción Voces Críticas) En septiembre del año 2000, Nicolás Flores sufrió un accidente de tránsito del que casi no sobrevive. En octubre del año 2013, Camila Brusotti ingresó al hospital de San Juan, en muy grave estado. Hasta acá dos hechos aislados que después se unieron con el tiempo porque la familia de ambos le rezaron a un conocido cura cordobés y sus vidas fueron salvadas. Desde ese entonces, son conocidos como los niños del milagro del cura Brochero y han enmudecido a la ciencia.

Luego de una larga investigación la iglesia comprobó los milagros y el Papa Francisco, en octubre del 2016, canonizó durante una misa al sacerdote José Gabriel Brochero en la Plaza San Pedro. Convirtiéndolo así, en el primer santo que nació, vivió y falleció en Argentina.

Sobre el milagro del primer niño, Nicolás Flores, él viajaba en auto junto con su familia el día 28 de septiembre del año 2000 hacia Mina Clavero, Córdoba, para pasar el fin de semana. En la ruta 34, una camioneta sin luces cruzó de carril y chocó al vehículo en el que vijaban él, sus padres y sus abuelos.

“Nico había empezado a caminar y queríamos mostrárselo a sus abuelos. Por eso fuimos en el auto de mi papá (nosotros no teníamos) que era el que manejaba al momento del accidente. A su lado iba mi marido y atrás íbamos mi mamá y yo con Nico a upa”, contó la mamá de Nicolás a los medios.

Luego todo fue oscuridad, desesperación y miedo. Si bien la mujer no recuerda nada de lo sucedido tras el impacto, relata detalladamente lo que pasó a través de lo que le relató su marido.

“Mi papá murió en el acto, mi marido fue el único ileso y Nico terminó muy lastimado. Creo que se golpeó contra el parante del auto y el asiento de adelante. Del otro vehículo murieron dos personas”, recordó.

Luego del accidente llegaron los bomberos que fueron los encargados del rescate y tras ellos las ambulancias. “También llegó una chica llamada Analía que auxilió a Nico. En ese momento mi hijo sufrió el primer paro cardíaco. Los otros fueron en la ambulancia y en el hospital”.

Nicolás sufrió las heridas de más graves. Tuvo que ser operado y los médicos dieron muy pocas esperanzas de vida para él. Pero, aferrado a la fe, su papá encomendó a su hijo al cura Brochero. Y a los 30 días, el bebé fue dado de alta.

“El neurocirujano nos dijo que era un milagro y nos pidió que le diéramos mucho amor. En la cama donde estaba pusimos una estampita del cura Brochero. Mi hijo no hacía nada. No tenía expresión en la cara, sólo deglutía y se le caían las lágrimas. Poco tiempo después de recibir el alta lo llevamos a un centro de rehabilitación donde empezó el camino de la recuperación”, relató su mamá.

El joven nunca tuvo problemas en sus estudios, terminó el secundario y aún no sabe si seguirá estudiando. Hoy tiene 23 años.

El vínculo que tiene esta familia con el cura Brochero se remonta hacia años atrás, ya que los bisabuelos de la mamá de Nicolás ayudaron al cura a construír una capilla en Traslasierra, Córdoba.

Nicolás, pudo viajar a Roma para la canonización del cura Brochero, y transita esos recuerdos como algo emocionante. “Mi familia y yo llevamos las ofrendas hasta el altar donde estaba el Papa Francisco que nos dio la bendición. Nunca me voy a olvidar de ese día porque fue muy emocionante para nosotros. Yo se lo que me pasó, porque mis papás me lo fueron contando”.

El joven también contó que conoció a Camila Brusotti, la otra nena a la que se le adjudica el milagro de Brochero. “No me siento especial por lo que me pasó, porque no soy el único milagro de Brochero”.

La mamá del joven explicó que su hijo padece algunas secuelas motrices. “A veces le cuesta armar alguna frase, pero se le entiende bien lo que quiere decir. Estoy convencida de que a través de los años, Brochero hizo pequeños milagros que acompañaron a Nicolás en el camino de su recuperación”.

En cuanto al segundo milagro, Camila Brusotti entró en grave estado al hospital de San Juan el 30 de octubre del año 2013, luedo de haber sufrido una golpiza brutal. El pronóstico más positivo era que terminaría en estado vegetativo y solo había que rogar un milagro.

El papá de la nena, supo días después la situación desesperante de su hija, como que el resto de la familia. “Con mi exesposa nos habíamos separado hacía un tiempo. Y por el régimen de visitas que estableció la justicia yo no podía verla muy seguido. Es más, antes de que la internaran hacía bastante que no estaba conmigo por decisión de su madre. Sospecho que hizo eso porque Camila ya era golpeada y ella quería ocultarla”, contó el hombre a los medios.

Recordó además, que los médicos le daban solamente entre 48 y 72 horas de vida: “En ese momento le empecé a pedir a Brochero y Marina, la abuela de Camila, también”. El caso de la nena puso a todo San Juan a realizar cadenas de oración por lo movilizante de la historia.

La nena, de entonces tenía ocho años, fue llevada por su mamá y padrastro, quienes decían a los doctores que había caído de un caballo. Luego de revisarla, los médicos hallaron heridas y hematomas viejos, por lo que pudieron sospechar que la nena había sido golpeada y realizaron la correspondiente denuncia.

Su papá, recordó angustiado que pasadas las 72 horas, si bien Camila continuaba viva, no tenía mejoras. “Yo la acompañé siempre. La madre también podía entrar a verla a la habitación del hospital hasta que le prohibieron la entrada porque a través de las máquinas a las que estaba conectada, los profesionales se dieron cuenta que cuando veía a su mamá se ponía nerviosa”, relató.

Lo cierto es que después de poco tiempo la nena recibió el alta, y los médicos comenzaban a hablar de milagro. Inmediatamente comenzó la rehablitación y actualmente cursa el último año del secundario. Actualmente vive con su padre y no ha vuelto a tener contacto con su madre que el año pasado obtuvo la libertad después de estar presa.

“Si bien mi caso fue un milagro no me siento especial”, dijo la joven. Y desea continuar estudiando canto y baile, sus pasiones. Entre risas detalló: “con mis amigas vamos al centro comercial a pasear y no puedo ir a bailar porque soy menor de edad”.

Dijo emocionada que hoy es consciente de lo que vivió y se siente agradecida con su papá y abuelos, quienes fueron los primeros en pedirle a Brochero para que ella salga del hospital. “Brochero los escuchó”, dijo convencida.

Camila va a natación y gimnasio para recuperar la motricidad. “Estas fueron las secuelas que le dejaron las golpizas. Además, visita a un neurólogo y tiene cierta inmadurez, pero está bien en lo cognitivo. Yo la veo feliz y contenta la mayor parte del tiempo y eso me llena el alma”, contó su papá.

Alejandra Ríos y Pedro Oris, madre y padrastro de Camila, fueron condenados a seis y nueve años de prisión. Años después la Corte de Justicia de San Juan llevó las condenas a practicamente el doble.

Su papá cuenta que Camila no volvió a ver a su mamá y que él respeta la decisión de su ella. “Cada tanto la nombra, pero si ella me pide verla yo voy a acceder porque no sembré odio en mi hija. Ella sabrá si la perdonó o no. A mí me cuesta perdonarla y considero que debería estar presa de por vida”, remarcó.


Camila estuvo junto a Nicolás en Roma para la ceremonia de canonización del cura Brochero, quien fue beatificado en el 2013 y canonizado en 2016.

Ambos fueron con sus familias. El papá de Camila contó que su hija llevó cartas de sus compañeros que entregó al Papa, quien prometió leerlas. “Camila le dijo al Papa que quería que no le pasara a nadie las cosas que le habían pasado a ella. Estuvimos unos 15 minutos con él, fue un momento muy emocionante para todos y nos regaló rosarios bendecidos”, concluyó su papá.

 

SEGUÍ LEYENDO
Últimas noticias
MÁS LEÍDAS