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El rey Carlos III es obligado a hacer una segunda coronación, para cumplir con este insólito protocolo
El esposo de Camila Parker aún debe cumplir importantes tradiciones para considerarse el máximo monarca de Reino Unido
Aunque el rey Carlos III y la reina consorte, Camila Parker, terminaron hace varios días las celebraciones por su coronación, lo cierto es que aún queda una situación sumamente importante por resolver. Al igual que lo hizo la difunta reina Isabel II, el actual monarca británico deberá viajar a Escocia, donde se realizará una segunda ceremonia de coronación.
Aunque el evento más importante tuvo lugar el pasado seis de mayo en la Abadía de Westminster, el rey Carlos III arribará a Escocia en las próximas semanas, donde se le hará entrega de los “Honores de Escocia” como forma de coronarlo rey de ese territorio. Esta ceremonia también la realizó la reina Isabel II, en 1953, cuando se hizo cargo de su lugar en el trono de Reino Unido.
Según reveló la prensa internacional, el lugar elegido para la segunda coronación del rey Carlos III será la catedral de St Giles, la misma donde Lilibet recibió sus honores en el pasado. En cuanto a los objetos que serán puestos a disposición para el esposo de Camila Parker, se trata de las históricas joyas de la realeza escocesa que son los elementos más representativos de la tradición de dicha monarquía. Informa Voces Críticas
En cuanto a la fecha en la que se llevará a cabo esta importante celebración, aún no ha trascendido el día exacto aunque es un hecho que será durante julio, momento en el que los reyes británicos tienen agendado un viaje a Escocia. Respecto a la ceremonia, la gran diferencia con la que ocurrió en Londres es que esta coronación será mucho más discreta y con menos participantes.
Allí el rey Carlos III recibirá la mítica corona, que se mandó a construir en el Siglo XVI para el rey Jaime V de Escocia y que ha pasado de generación en generación, marcando una histórica e incorruptible tradición. A su vez, también se hará entrega de la espada y el cetro de Estado, que el monarca británico tendrá en sus manos unos momentos y luego devolverá a su sitio, como marca los protocolos.
