Juan Carlos I y la profunda tristeza con la que debe lidiar por culpa de un capricho de Felipe VI y Letizia

Hace tres años que Juan Carlos I se encuentra viviendo en Abu Dabi, lugar al que debió huir luego de que sus escandalosos negocios fueran expuestos públicamente. Pese a que el emérito de España está muy cómodo allí, lo cierto es que en estos últimos meses se ha sentido muy triste debido a que tiene miedo de morir fuera de su país natal.

Juan Carlos I lleva una vida plena y muy activa en el país árabe; sin embargo, su estado de salud no es el mejor y eso le provoca una gran angustia. Es por eso que, en los últimos meses, el esposo de la reina Sofía ha visitado varias veces España con la intención de normalizar su presencia allí. Informa Voces Críticas



Aunque Juan Carlos I es consciente de que no puede instalarse en su país natal sin presentar sus explicaciones debidas al fisco, sí tiene la idea de viajar más seguido y quedarse por un período más prolongado. Según reveló su entorno, pese a que en Abu Dabi está muy bien acompañado y recibe constantes visitas de sus amigos, vivir fuera de España representa un gran pesar para él.

Los últimos meses no solo han sido muy angustiantes para él, debido a que ha pasado sus días llorando y lamentándose por su actualidad, sino que además ha sido un tiempo que el emérito ha usado para pensar alguna solución que le permita estar en España sin que el rey Felipe VI y la reina Letizia se interpongan.



Una de las medidas que ha tomado Juan Carlos I recientemente -además de viajar a su tierra natal con más frecuencia- es la de no avisar sobre sus visitas y así evitar que los actuales líderes de Zarzuela puedan poner alguna excusa para evitarlas. A su vez, el padre de Felipe VI ha estado buscando alguna residencia para comprar en Galicia, lugar donde tiene grandes amigos y donde siempre es bien recibido.

La idea de Juan Carlos I es adquirir una propiedad cerca de su amigo Pedro Campos, un reconocido empresario que vive en una de las zonas más alejadas de Galicia. De esta forma, el emérito podría evitar a la prensa y llevar una vida tranquila en España. A su vez, esto le permitiría no pedir ayuda a los reyes de su país, quienes no quieren verlo cerca del Palacio de Zarzuela, lugar que fue su hogar durante toda su vida.