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¿Una escalera atribuida a san José?: los misterios que rodean esta increíble historia

En el día de san José, te contamos la increíble historia que guarda una capilla de Santa Fe, Nuevo México, Estados Unidos. El Santo de los Santos, como es popularmente conocido, es patrono del trabajo y de la buena muerte, ya que fue él quien murió en brazos de Jesús y María.

¿Una escalera atribuida a san José?: los misterios que rodean esta increíble historia

SALTA.- (Carolina Mena Saravia) Cuenta la historia que Santa Fe, Nuevo México, más precisamente la capilla de Loretto, guarda una obra maestra que la tradición atribuye a la construcción de san José, el santo de los santos. Nada más y nada menos que una escalera en forma de caracol, cuyos múltiples misterios rondan sobre la persona que lo construyó y sobre la forma en que sigue en pie hasta nuestros días. Los misterios que rodean esta increíble historia.

Antecedentes

Corría el año 1852 y siete hermanas misioneras de la comunidad de Loretto salieron de la casa madre ubicada en Kentucky, Estados Unidos, y se dirigían a Nuevo México para solicitar al obispo permiso para fundar un convento dedicado a la educación de las niñas. Con su beneplácito se establecieron en la diócesis.

Trabajaron intensamente de tal manera que 20 años despúes, en 1873, intensificándose la importancia que ejercían en la educación de las menores, el obispo sugirió la construcción de una capilla para cimentar la fe y como sucede con los templos dar magnificencia a la gloria de Dios.

Sería puesta bajo la advocación mariana de Nuestra Señora de la Luz, y realizada bajo los cánones de estilo gótico de la Sainte Chapelle de París. Cinco años llevó su construcción, pero cuando finalizó la obra, la madre superiora hermana Magdalene se anotició de que el coro, por un error en el diseño del arquitecto, el padre Mouly, no tenía conexión con el segundo piso del convento, tampoco podía establecerse una escalera convencional por la falta de espacio existente en la capilla.

La novena, siempre la mejor opción

La novena a san José, el mejor de los remedios para la obtención de gracias y favores especiales, y este fue botiquín al que echaron mano las hermanas. A punto de finalizar, y ya en su noveno día, se apareció a las puertas del convento un señor canoso que montaba un burro. Él mismo se ofreció a construir la escalera, con un baúl de herramientas como único soporte, pero bajo una sola condición: que la madre superiora nunca revelara su nombre. Ante la aceptación de la madre Magdalene, comenzó su obra y las hermanas guardaban la estricta reserva de no hablar con el artesano.

La construcción avanzaba rápidamente, de tal forma que cuando ya estaba terminada, buscaron al carpintero, pero este ya no estaba en el lugar, había desaparecido sin cobrar por su labor y es allí donde se asentó la convicción de que se trataba de san José. Esto, sumado a los prodigiosos signos que la propia escalera guarda en los parámetros de construcción, contribuyó a engrosar los méritos de que se trata de uno de sus múltiples milagros.

Las características de la escalera

La madera que se empleó no es de Estados Unidos, proviene de Medio Oriente. Los expertos sostiene que podría tratarse de una especie de abeto (pino) de una variedad peculiar.

La escalera está construida en forma de caracol, que presenta dos vueltas en 360 grados y no cuenta con ningún apoyo ni guía en el centro.

No lleva clavos, hecho inexplicable por la complejidad de su construcción, pero aun así los listones curvados de madera encajan a la perfección unos con otros, como si fuera un rompecabezas.

Son 33 los escalones y tampoco se encuentran clavados entre sí, por eso cuando se sube el movimiento elástico acompaña el ascenso.

Por último, los expertos no logran explicar cómo, en el año 1878, una sola persona pueda haber realizado tamaña obra.

Hoy la capilla de Loretto se convirtió en museo, y es una de las obras más curiosas de Santa Fe, Nuevo México, en Estados Unidos.  

 

 

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