Martín Miguel de Güemes: La dimensión moral, cívica y política del Padre de la Patria salteño

SALTA (Editorial Voces Críticas) En el 201 Aniversario de la muerte del General Martín Miguel de Güemes, la figura de este Prócer y Padre de la Libertad Sudamericana, se enaltece por el vigor que adquieren no sólo sus acciones bélicas, políticas y sociales, sino –y sobre todo- por la puesta en valor de sus categorías existenciales, porque el bronce que lo perpetúa interpela a los salteños y a los argentinos sobre la necesidad de mantener la guardia perenne, atentos a librar nuevos combates contra las adversidades de una Era post-industrial , nuevamente con el concurso de los ciudadanos: se trata de librar otra vez una Guerra de Recursos.

En aquellos días, el General Güemes tuvo la inteligencia de cubrir con imaginación y esfuerzo la ausencia de presupuesto y logística en un escenario adverso, donde el enemigo golpeaba las fronteras pero también anidaba en la traición de los propios que veían menoscabados sus intereses particulares.

Cuando todavía la Organización nacional era una quimera, Güemes era elegido gobernador en mayo de 1815 por aclamación popular, anticipando los tiempos de la participación ciudadana y el liderazgo político.

El paladín se transformaba en el líder que no sólo ejercía el mando militar sino que dictaba las primeras leyes sociales para incluir y lograr una equidad entre los derechos y oportunidades de la clase patricia y los desposeídos, sus Gauchos, que ofrendaban todo por la idea de Libertad y de Patria.

Su bandera fue el servicio a la Patria. Su esfuerzo y su sacrificio personal sólo tienen medida en la dimensión de su tarea que fue entregarlo todo por los demás y para las generaciones posteriores.

Ante la conmemoración de los 201 años de la Muerte del General Martín Miguel de Güemes, conviene analizar esa vida épica desde un aspecto más cotidiano, menos histórico, que acerque al hombre y sus valores al ciudadano común.

Siempre en el imaginario colectivo los Próceres tienden a ser vistos como seres alejados de la realidad, situados en una suerte de Olimpo griego donde lo que fueron, hicieron y representan pareciera inalcanzable a los mortales que los homenajean.

Sin embargo, más allá del bronce se encuentra el hombre cuya naturaleza es similar a del individuo actual, tal vez más pura y con un escenario diferente al que se vive hoy, pero en definitiva, con los mismos temores, seguridades y sobre todo principios.

La gloria desde la cual nos atisba el General Güemes fue cimentada antes que nada sobre valores humanos y éticos, llevados a un grado superlativo de praxis que lo convirtieron en un líder social, político y militar indiscutible.

Adelantado a su tiempo fue eso, primero líder y luego gobernador elevado al cargo por aclamación popular, es decir, invirtió el orden de las categorías, ganando primero la autoridad y recién el poder. Y una vez en el poder lo utilizó en beneficio de sus gauchos sancionando el Fuero Gaucho, el primer antecedente de una legislación de protección social.

Su bandera fue el servicio a la Patria. Su esfuerzo y su sacrificio personal sólo tienen medida en la dimensión de su tarea que fue entregarlo todo por los demás y para las generaciones posteriores. Por eso el General Martín Miguel de Güemes es el paradigma del servicio en la función pública y la antítesis de servirse de la misma.