A este salteño, la inflación le llegó a la taza de café que se tomó en un shopping local

La inflación dejó de ser aquel fantasma que tanto atemoriza a los salteños para materializarse en los recibos de las confiterías. Así, la pesadilla se hizo realidad y los precios comenzaron a alocarse. 

Tal es así que ahora la simple rutina, que tantas personas comparten, de ir a una confitería para tomarse un café se convirtió en una actividad de lujo, a la que no puede acceder cualquier mortal. Pareciera que los cortados tienen oro en lugar de café.

Esta situación se hizo sumamente presente en un hombre que el lunes pasado fue de paseo al Alto NOA Shopping. Durante esa jornada, esta persona fue a dos confiterías en las que hizo prácticamente el mismo pedido y terminó con una gran indignación. 

Dentro de las instalaciones del mismo centro comercial, el cliente consumió en dos locales gastronómicos. En uno de ellos, pidió un cortado en jarrito y le cobraron $280. En el otro, pidió un café y se indignó cuando le dieron el recibo, porque le cobraron $680.

La situación que le tocó vivir a este hombre muestra a las claras los estragos que viene haciendo la inflación, desde hace tiempo, en los argentinos y, en este caso, en los salteños. Pero lo más preocupante de la situación es que no hay un parámetro claro respecto al valor de lo que se consume. Entonces, se produce una locura generalizada de precios.