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No aclares que oscurece: una testigo en el caso contra Pablo Rangeón despertó dudas en el Tribunal

Durante la audiencia declaró una amiga de las víctimas que arrojó varias incongruencias

No aclares que oscurece: una testigo en el caso contra Pablo Rangeón despertó dudas en el Tribunal

SALTA (Redacción Voces Críticas) Durante una nueva audiencia en el caso contra el productor de modas, Pablo Rangeón, declaró una amiga de la víctima que no hizo más que arrojar dudas y contradicciones. M. contó cómo fue la noche en la que F.R.C. habría sido abusada sexualmente. 

F.R.C. denunció al imputado por un hecho ocurrido en 2019. Afirma haber ido a un boliche con sus amigas y haber despertado sin recordar lo que sucedió y con semen en la ropa interior. Lo último que supo es que el productor de modas le dio de beber un vaso con alcohol. Estima que la drogó; modus operandi que es sostenido por varias de las víctimas. 

En este sentido, M. narró ante Tribunales que ella conoció a Pablo Rangeón esa noche en el local bailable Hakuna. Detalló que F.R.C. no es una buena bebedora y se emborracha fácilmente. Puntualmente en esa velada, la ingesta de alcohol fue tanta que la mujer no podía dejar de caerse. 

Cerca de las 4.30 de la mañana, Pablo Rangeón las llevó a comer a una sandwichería ubicada en esquina Balcarce y Leguizamón. Después de comer, M. necesitó ir al baño a lo que F.R.C. la acompañó. Sin embargo, el trayecto fue accidentado ya que "se cayó tres veces, a la tercera le dije que me esperara porque no podía sostenerse".

Posteriormente, un amigo la recogió y la llevó hasta su casa, mientras que F.R.C. se fue con Pablo Rangeón. Agregó además, que ellos se habían “chapando” en dos oportunidades: en el boliche y dentro del vehículo. En el marco de este relato, es que los jueces comienzan a preguntarse cómo pudo consentir una relación sexual ante la falta de consciencia que poseía.

Las dudas se profundizaron aún más cuando M. alegó no recordar recibir llamadas por parte de Pablo Rangeón. El fiscal Rivero desmintió sus dichos enseñando el registro de llamadas de su teléfono en el que se puede observar claramente cómo el imputado trató de contactarla cinco veces.

A las 8.30 a.m., M. recogió el teléfono y estuvo hablando con el salteño por 103 segundos, donde le habría comentado sobre lo ocurrido con F.R.C. "Pasaron tres años y no me acuerdo mucho", se excusó M.

 

A Pablo Rangeón no le importaba la edad de sus víctimas

La segunda persona en pasar a declarar fue una de las seis mujeres que denunciaron al productor de modas por abuso. Dejó asentado que, al momento de ocurrido el aberrante hecho, tenía tan solo 15 años de edad. Asistía a la academia de modelaje del acusado, donde habría sido manoseada cómo ya expuso previamente P.Y.P.

M.L.B. manifestó haber sido “invitada a salir” por parte del imputado. Pablo Rangeón se le insinuó, y por más que le resultó incómodo, no dejó de ir a la academia ya que “él jugaba” con sus sueños. “Él jugaba con mis emociones, me decía que me podía hacer famosa, sabía que yo quería actuar y me decía que él podía hablar con el director del Teatro Provincial”, detalló.

Explicó que Pablo Rangeón no dejaba que los padres de las alumnas, estuvieran presentes durante las clases. Aspecto que ya había sido mencionado por una asistente de clases de la academia. 

Una vez terminaron de dar su testimonio las mujeres, Pablo Rangeón fue invitado nuevamente a la sala. Cabe destacar que el acusado no está presente cuando las víctimas brindan su declaración. 

Como ya se está haciendo costumbre, Pablo Rangeón, pidió la palabra para refutar los dichos de las mujeres. Negó haber manoseado a M.L.B. y alegó que dijo lo que dijo porque “se enojó conmigo”. 

Por su parte, la jueza le solicitó que graficara cómo corregía las posturas de las jóvenes, quienes afirmaron haber sido manoseadas en esos momentos. Sin embargo, otro de los jueces rechazó la iniciativa de la presidente del Tribunal. “Lo que usted propone no va a pasar, eso de tocar a alguien en esta sala no va a pasar”, alegó. 

Es así que Pablo Rangeón simplemente explicó que lo único que hacía era “señalarle que tiene que tener un arco en la espalda, la forma de plantear cómo debe cruzar los pies, cómo debe tener el mentón. Ese era el motivo de mi acercamiento, previo a pedirle permiso a la señorita, cuando lo hacía con una todas quería que hagan lo mismo y no podía ser posible”.

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