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La princesa Victoria y su enorme batalla para llegar al reinado de Suecia

No ha sido una vida fácil, pero junto a sus dos hijos y su esposo, el príncipe Daniel, se está preparando poco a poco para su momento como reina

La princesa Victoria y su enorme batalla para llegar al reinado de Suecia

 Mientras que Suecia celebra su día nacional, la princesa Victoria recuerda cómo ha sido su preparación para ser reina. Ciertamente, desde que era adolescente, ha tenido muchas luchas de todo tipo. Te lo contamos.

Suecia es un país donde solo los varones podían ser reyes hasta hace algunas décadas. La princesa Victoria es la primogénita del rey Carlos Gustavo y la reina Silvia y eso tiene un significado profundo para la nación entero. En la década de los 90, tuvo que irse del país a los Estados Unidos en busca de mejoras personales.  

Según VOCES CRÍTICAS, el primer problema que tuvo que atravesar la princesa Victoria es precisamente su anorexia. Cuando tenía 20 años, fue diagnosticada con esta enfermedad, lo que ponía en duda su destino como reina. Si bien el rey Carlos Gustavo y la reina Silvia gozan de buena salud y le esperan aún algunos años, su desorden alimenticio le truncaría el camino, dejándole el camino libre a sus hermanos.  

La princesa Victoria tomó dos decisiones que generaron especulaciones pero que también le dieron beneficios. Viajo a los Estados Unidos para atender su anorexia y tomó terapias para manejar el estrés. Mucho después, en el 2010, se casó con su propio entrenador de gimnasio, quien es ahora el príncipe Daniel.

La otra dificultad es su posición dentro de la monarquía. Victoria es la primera princesa, algo que no era posible antes de 1979, cuando los varones tomaban el lugar de las primogénitas. A partir de los 80, Suecia aprobó la sucesión por primogenitura absoluta. Eso quiere decir que el siguiente en sucesión es el primogénito, sin importar su sexo.

La princesa Victoria cuenta que su posición como heredera la hizo trabajar demasiado a tal punto que se agotó y tuvo que buscar ayuda profesional. Hoy, a sus 45 años, confiesa que sigue luchando con uno de sus mayores defectos: el perfeccionismo.

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