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Sicarios, sobornos y ataques: el perverso método con el que Juan Carlos I salvó a Cristina de la cárcel

La ex esposa de Iñaki Urdangarin pudo esquivar la prisión gracias a su padre

Sicarios, sobornos y ataques: el perverso método con el que Juan Carlos I salvó a Cristina de la cárcel

Juan Carlos I es conocido mundialmente por ser un hombre que ostenta mucho poder, con grandes influencias en las altas esferas del estado y capaz de cruzar cualquier límite para alcanzar sus objetivos. Sin embargo, recientemente, la prensa española reveló la inmoral conducta que tuvo el rey emérito cuando la infanta Cristina quedó involucrada en el caso de corrupción Nóos, que le costó a Iñaki Urdangarin una larga temporada en la cárcel.

Los incontables sobornos solo fueron el principio; al parecer, Juan Carlos I intentó por todos los medios que su hija favorita, la infanta Cristina, no fuera investigada como responsable del caso de corrupción que involucró a su esposo y es por eso que mantuvo varias reuniones con el juez de la causa, de apellido Castro, y con el ministro de Justicia de ese entonces, para llegar a un acuerdo que dejara conforme a todas las partes.



Pero, según Pilar Urbano -quien escribió un libro sobre esta delicada situación que afrontó Cristina- Juan Carlos I no logró convencer a Castro de dejar a Cristina a un costado de la causa y decidió enviarle sicarios para que le hicieran cambiar de opinión. Entre las terribles amenazas que recibió el juez, se destacan la persecución, visitas inesperadas a su residencia, la intervención ilegal en sus líneas telefónicas y graves ataques como, por ejemplo, pinchar las ruedas de su vehículo. Informa Voces Críticas

Al parecer, y pese al escándalo que esta información generó en España, en la vida de Juan Carlos I es muy común este tipo de “personal”, que se encarga del trabajo sucio del emérito. Quien se mostró en contra de esta práctica fue Felipe VI, que le solicitó al fiscal general de la causa que la infanta Cristina fuera investigada como una ciudadana común, pero las presiones del emérito ya habían causado el efecto esperado, por lo que su hija se salvó de ser imputada e ir a prisión.



Sin dudas, esta nueva revelación sobre Juan Carlos I deja a la vista dos cuestiones: la primera tiene que ver con los límites morales inexistentes del esposo de la reina Sofía, que es capaz de hacer cualquier cosa por lograr sus objetivos; y la segunda cuestión tiene que ver con el gran poder que aún ostenta, pese a haber abdicado al trono español para dejarle su lugar al esposo de la reina Letizia, Felipe VI.

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