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ELECCIONES NACIONALES

Elecciones Paso 2023: el país es un polvorín

Elecciones Paso 2023: el país es un polvorín
miércoles 16 de agosto de 2023

Argentina (Por Julio Casanova) Los resultados de la elección PASO del domingo pasado parecen haber obrado como un acelerante de una situación candente que parece acercarse cada vez más a su punto de ignición. La preocupación más grave quizá sea que desde el seno del propio Gobierno Nacional se han ocupado desde un tiempo a esta parte en aventar la preocupación de que el kirchnerismo termine de la peor manera con el propio Ministro de Seguridad anticipando baños de sangre en las calles y otros, apenas veinticuatro horas antes, publicando dudas sobre si el acto eleccionario se realizaría.

En un hecho que no tiene precedentes en la historia y en lo que constituye un insulto a la inteligencia del ciudadano, el mismo hombre que ocupa el ministerio de Economía de la Nación, bajo cuya gestión los índices de inflación y pobreza se dispararon y el dólar como medida del equilibrio económico aumentó superlativamente su valor respecto de otros momentos anteriores, pretenda ser el próximo presidente de los argentinos.

Pero todo esto es lo coyuntural, lo que más preocupa es que el Gobierno Nacional parece haber ingresado en un momento de descomposición cercano al desbande. Los aplastantes resultados obtenidos por un "outsider" como Javier Gerardo Milei que vino a poner de cabeza a todo el establishment político obraron como piedra de molino atada al cuello para un gobierno que se hunde, ahora más precipitadamente.

A esa situación de emergencia en que ingresó el Gobierno Nacional hay que sumarle que la mayor coalición opositora, Juntos por el Cambio, no sólo carece de un plan concreto de gobierno que ofrecer, sino que además las pujas internas han puesto la situación al rojo vivo, tanto que según algunos analistas "Ya estaría terminado" ese espacio, esperándose incluso las posibles renuncias de algunos de sus miembros.

Al interno de Juntos por el Cambio se dirimía quién quedaría en pie y Patricia Bullrich, le pasó la guadaña a su opositor, Horacio Rodríguez Larreta que ni siquiera pudo ganar en su propio distrito de la Capital de Buenos Aires. La pregunta es entonces ¿Los votos de "Geniol" (como apodan a Rodríguez Larreta por su parecido con el muñeco de una conocida propaganda de ese analgésico), irán automáticamente a la Bullrich? Según los analistas la tendencia en casos como estos es que ese electorado termine optando por el ganador; si esta conjetura se comprueba en los hechos, Milei vería reforzada su posición para las generales de octubre.

El Kirchnerismo es un producto acabado a todas luces que lucha por quedarse en el poder apoyándose en su casi 30% de núcleo duro pero que disminuiría. Ya sin liderazgo y huérfano de todo tipo de conducción porque el presidente, Alberto Fernández, ya ha desaparecido literalmente del escenario político. Sólo se sostiene la figura de Sergio Massa que hace esfuerzos inauditos para colar la mayor cantidad de apoyos para octubre, pero obviamente, nadie quiere subirse a un barco que se hunde.

Más allá de todas las especulaciones políticas que pudieran hacerse está lo más grave, la cuestión social que hasta antes de las PASO exhibía un 40% de argentinos en la pobreza y un 10% en la indigencia total. Ahora ¿Cuánto más se ha incrementado ese porcentaje luego de una salvaje devaluación de la moneda del 22%, una disparada del dólar, la caída de las acciones de las empresas argentinas en Wall Street y un descontento generalizado.

Desde el lunes 15 de agosto, alimentos esenciales como el pan y la carne ahora ya son prohibitivos para los más marginados. A eso, una suba de los combustibles que automáticamente impacta en todos los precios, coloca al gobierno "K" en el borde de un precipicio.

El caos interno del gobierno nacional ya es inocultable y en ese marco, el candidato más votado -Milei- señalaba en las últimas horas de ayer que: "Estamos listos para asumir si nos llaman mañana", comparando la situación actual a la de Raúl Alfonsín cuando tuvo que entregar el poder seis meses antes.

La situación hace recordar aquellos días pero no es la misma, primero por el tiempo, restan casi sesenta días para las elecciones generales y con una proyección de segunda vuelta. No hay un escenario -todavía- de hiperinflación como en los días de Alfonsín donde los bienes y servicios y los alimentos subían por horas; pero sí, el deterioro diario de la situación general y la ausencia de gobernabilidad son inocultables.

Resta esperar que esta vez las Instituciones de la República funcionen y se cumplan los tiempos de la Constitución Nacional para elegir definitivamente a un nuevo presidente y que no encienda ninguna chispa que haga detonar el volátil ambiente que rodea al gobierno y a la sociedad argentina toda. 

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