El asesino del Zodiaco: la historia detrás de un caso jamás resuelto

El asesino del Zodiaco dejó una sangrienta y enigmática huella en Estados Unidos. Y su historia no para de ser vigente, dado sus extraños procedimientos y hasta una razón aún mayor: nunca fue descubierta su identidad.

Todo comenzó en el año 1968 en San Francisco. Su principal notoriedad ocurrió entre diciembre de ese año y octubre de 1969, aunque acontecimientos relacionados a él siguieron ocurriendo durante mucho tiempo.

Zodiaco realizó diferentes asesinatos de forma aleatoria, entre las que se contaban parejas -de las cuales sobrevivían en la mayor parte de los casos solo el hombre- o taxistas. Su modus operandi variaba y rozaba lo indescifrable. Él mismo se atribuyó 37 muertes, pero según la policía solo fue responsable de 7 ataques y 5 muertos.

Y es que el criminal sí contó con algo que lo hizo característico y que lo diferenció de cualquier otro asesino serial: tras los homicidios perpetrados enviaba cartas a diferentes diarios, en los que incluía un texto describiendo lo sucedido, burlas hacia la policía, extrañas referencias y amenazas.

Precisamente, el 1 de agosto de 1969 envió 3 misivas a 3 publicaciones diferentes en las que afirmaba que si no las ubicaban en primera plana tenía “la obligación moral de asesinar a una docena de personas elegidas al azar en las calles este mismo fin de semana”.

Las cartas fueron publicadas, aunque en el interior de los diarios. Pero no solo contenían texto. También contaban con lo más curioso del modus operandi de este criminal: criptogramas. Y aclaraba que el que había sido enviado aquel día contenía nada más ni nada menos que su identidad.

Sin embargo, luego de que un matrimonio de California lo descifrara, solo se descubrió un mal texto en el que parecía hacer referencia al cuento “El juego más peligroso”, que fue llevado también al cine y que se trata acerca de un cazador de humanos. Parte de la misiva descifrada decía: “Es más divertido que matar a animales salvajes en el bosque porque el hombre es el animal más peligroso de todos”.

Hubo posteriores crímenes de los que él se proclamaba, tras más cartas y criptogramas enviados a la prensa. Policías como David Toschi y Bill Armstrong, periodistas como Paul Avery y hasta un caricaturista llamado Robert Graysmith se vieron involucrados en el caso. Este último llegó a obsesionarse de tal forma, que años más tarde publicó un libro: “Zodiac”, informa Voces críticas.

En él se detalla la historia según su perspectiva y su hipótesis sobre quién fue el culpable, obra que más tarde fue llevada al cine por David Fincher con el mismo nombre. Y esta contó con una particularidad: a pesar de haber un fuerte sospechoso, nunca se terminó de descubrir la identidad del culpable.

Más libros, documentales y hasta testimonios de personas continuaron saliendo a lo largo de los años. Algunos deconstruían el mito, diciendo que no fue una única persona, mientras que otros afirmaban que familiares suyos eran los verdaderos culpables. En el 2004 se cerró el caso, pero en el 2007 se reabrió -¿tal vez a causa del estreno del film de Fincher?-.

Lo más reciente ocurrió hace 2 años, en el 2021. Un grupo conformado por diferentes especialistas en lo forense denominado a sí mismo como “Case Breakes” dijeron haber descubierto evidencias que los llevaron a confirmar que cierto hombre llamado Gary Francis Poste, un pintor de casas de California, era el culpable. Sin embargo, éste había muerto en el 2018 y la policía descartó pronto toda la investigación.

El sangriento personaje sirvió de inspiración para múltiples películas, entre las que se cuentan “El exorcista 3”, “Harry, el sucio” y la reciente “The Batman”. Su sangriento legado en la cultura popular es claro.

Muchos fueron los sospechosos, de los cuales el más apuntado era un tal Arthur Leigh Allen. Sin embargo, murió en 1992 y posteriores pruebas de ADN contrariaron esa suposición. En la actualidad, la Oficina Federal de Investigaciones de Estados Unidos describe el caso del Zodiaco como “en curso”. Y tal vez así continuará por siempre, en uno de los mayores misterios jamás develados.