25 de Mayo de 1810: ¿cómo era la moda en 1800?

ARGENTINA.- (Redacción Voces Críticas) La historia del vestido es interesante y atractiva desde que el mundo es mundo. Si tomamos como referencia la hoja de parra y llegamos hasta la actualidad, la moda es una expresión de la sociedad e identifica una época y una forma de ser y de vivir. El 25 de mayo de 1810, fecha patria en Argentina, nos lleva a la pregunta: ¿cómo era la moda en 1800?

Los fenómenos culturales engloban épocas y por ello son un termómetro de los sentires de los pueblos, por eso el 25 de mayo de 1810 demuestra en sus archivos e ilustraciones que las colonias americanas tenían su propia moda.

Claro que esta moda, para el 25 de mayo de 1810 tenía sus adeptos, sus propios códigos y consignas, que se resumían prolijas levitas, fracs, jaqué y smoking, al mejor estilo inglés para los hombres, y miriñaques, peinetones y sedas para las damas.

La indumentaria era costosísima

Antes de la industrialización la ropa era costosísima, al ser artesanal era uno de los ítems más caros. Además, la ropa que llevaban identificaba el estrato al que pertenecían: los artesanos, comerciantes y pulperos usaban casaca o chaqueta; los de estratos medios usaban pañuelo en la cabeza; y los ricos, próceres y personalidades de la sociedad llevaban frac o levita con pantalones cortos y ajustados, como usaba Belgrano.

Los peinetones, ¡que accesorio!

Empezaron a aparecer en el Virreynato del Río de la Plata como un elemento más para sujetar el pelo, más bien a modo de peintas y con el tiempo fueron creciendo en tamaño, como se importaba desde la península. Luego se colocaron mantillas a medida que aumentaban de tamaño y ¡crecieron tanto que llegaron a medir hasta 1,20 metros!

Fue una tendencia que llegó desde Europa. En concreto, de la tradición española. A medida que su tamaño fue aumentando, se les empezó a colocar la mantilla sobre ellos. Además, se usaba acompañarlos por vestidos de manga jamón (abuchonada a la altura de los hombros y estrecha hacia las muñecas).

Los elementos para su fabricación variaban desde astas de animales hasta decantar en el típico carey, caparazones de tortugas, a veces se desintegraban o simplemente sucumbían en una explosión, gajes del oficio que debían al hecho de ser orgánicos.

Sus modelos variaban y algunos hasta tenían leyendas talladas como la de los federales acérrimos, que tenían la leyenda: “Viva la federación” o el perfil de Juan Manuel de Rosas y de su mujer, Encarnación Ezcurra.

Las bombachas de campo

Las bombachas de campo comienzan a delinearse cuando los gauchos van estableciéndose como estancieros. Su origen proviene de Polonia y Rumania, cuando a causa de la guerra de Crimea se establecieron en Uruguay y en Argentina.

Como el paisaje era muy similar a las pampas argentinas, al triángulo tejido o de cuero le adosaron una rastra a la que agregaron un toque festivo colocándole monedas. Eso sí, la plata era infaltable en cualquier accesorio que se precie.

El poncho no es original de Argentina, es una indumentaria que existía desde tiempos inmemoriales y fue adaptándose a las costumbres del campo en primer lugar.