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Sin contemplación: el rey Carlos III obligo a Isabel II a realizar una humillante y dolorosa actividad

Ella ya no se encontraba en buenas condiciones de salud y cedió ante el pedido de su hijo

Sin contemplación: el rey Carlos III obligo a Isabel II a realizar una humillante y dolorosa actividad
Reina Isabel II junto a Carlos III.
Reina Isabel II junto a Carlos III.

El rey Carlos III cada vez que puede rinde un homenaje y recuerda con gran cariño a su madre, la reina Isabel II. Ahora, se supo que antes de fallecer, él la había solicitado que realice una actividad protocolar cuando ya no se encontraba en las condiciones de salud óptimas para hacerlo. Fue un momento tenso e incómodo para la familia.

Carlos III le había solicitado a su madre que a pesar de su endeble estado de salud hiciera el esfuerzo para salir a saludar a las personas que se habían acercado al palacio para saludarla por su jubileo. Ella ya no estaba en condiciones de estar parada, por eso es que se debió montar un operativo especial para poder cumplir con la petición del rey y que su madre saliera al balcón. 

Isabel II en el balcón del Palacio.

De acuerdo a los medios británicos, en el libro de Robert Jobson, sobre la realeza, explicaron que el rey Carlos III le había implorado a su madre que haga un último esfuerzo para salir al balcón. Para ello es que debieron armar un plan para que pudiera cumplir con esa imposición y los británicos no notaron que no estaba bien de salud.

Habría sido tal la insistencia de Carlos III que en el palacio se debió armar una logística, estilo militar para que la reina saliera al balcón y no se viera que estaba en silla de ruedas. Ese fue un momento muy tenso e incómodo para Isabel II y toda la familia. Informa Voces Críticas.

El rey Carlos III junto a la reina Isabel II.

La madre del rey Carlos fue trasladada en su silla de ruedas hasta las puertas del balcón. Luego, la ayudaron a ponerse de pie con mucho esfuerzo. Para eso, se apoyó en un bastón y contó con la colaboración de toda la familia que luego la acompañó para el saludo protocolar que su hijo le exigió que hiciera.

La reina accedió al pedido de su hijo, a pesar de que no la pasó para nada bien. Debió hacer un esfuerzo desgastante para cumplir con la petición de su hijo con el único objetivo de cuidar la imagen de la realeza, sin tener en cuenta que ella no la estaba cómoda, a pesar de la sonrisa en su rostro.

 

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