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Descubrí cómo fue la insólita experiencia de Felipe VI en Zaragoza: la princesa Leonor alarmada

El actual rey de España tiene sus anecdotas en su paso por Zaragoza, acá les contamos algunas de ellas

Descubrí cómo fue la insólita experiencia de Felipe VI en Zaragoza: la princesa Leonor alarmada

La cuenta regresiva está en marcha: en menos de una semana, la Princesa Leonor dará un paso crucial en su camino al ingresar a la Academia de Zaragoza para iniciar su formación militar, así como lo hizo su padre, el rey Felipe VI, en 1986. Aunque por ahora, la agenda de la Casa Real guarda silencio sobre este asunto, la fecha marcada en el calendario es el 17 de agosto, día en el cual los nuevos estudiantes se integrarán en una jornada donde sus familias serán testigos de los pormenores del centro educativo.

En el caso de la heredera, los Reyes y posiblemente la Infanta Sofía, su hermana, serán los acompañantes en este trascendental evento. Sin embargo, Leonor tiene un as bajo la manga: su familiaridad previa con la Academia, ya que la visitó en compañía de su padre durante un evento en julio pasado.

 

Para el monarca, el año 1986 fue testigo de una etapa formativa crucial en la Academia de Zaragoza. El anecdotario de aquellos días es abundante y atesora recuerdos de su tiempo en el centro educativo. Si bien la expectación pública era considerable, el entorno mediático de entonces carecía de las redes sociales y teléfonos móviles que caracterizan la actualidad, otorgándole al Rey un margen de maniobra menos tenso en comparación a la situación actual.

Sin embargo, esto no implicaba que el enigma de su paso por la Academia quedara en la oscuridad, pues varias curiosidades emergieron, especialmente en relación a sus actividades durante los momentos de ocio. Un episodio destacable y registrado por medios locales tuvo lugar en abril de 1986. El lugar de elección fue el restaurante El Fuelle, un establecimiento icónico en la ciudad, donde junto a algunos compañeros fue a la celebración del cumpleaños de una joven.

 

El monarca fue aclamado por los presentes. A pesar de ello, su comportamiento fue relajado y afable, adaptándose al ambiente sencillo y acogedor del lugar. Testimonios afirman que, incluso, aceptó el reto de beber vino de un porrón, logrando con éxito el desafío. Durante esa cena, don Felipe exhibió su espontaneidad y simpatía innatas. Las personas presentes se sorprendieron tanto por su estatura como por su amplia sonrisa. Informa Voces Críticas.

En sus momentos de asueto en la Academia, el entonces Príncipe aprovechaba para sumergirse en la vida nocturna de la ciudad, siempre bajo la custodia discreta de sus escoltas. Incluso, una noche se escapó sin autorización de la Academia para asistir a la famosa discoteca Pachá, usando el vehículo de un escolta. Sin embargo, su travesía nocturna fue descubierta por oficiales antes de que fuera demasiado lejos.

 

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