Las siete veces que Kate Middleton demostró ser tan humana como nosotros

Kate Middleton siempre ha demostrado que es honesta y realista. Es una mujer con tantas virtudes que es difícil pensar que pueda ponerse nerviosa frente al público o que incluso pueda despecharse. Lo cierto es que desde que ha estado en los medios, ha mostrado tener muchas facetas. Te hablaremos de 7 momentos en el que la princesa ha mostrado ser una persona normal.

En el año 2007, Kate Middleton estaba destruida después de haber roto con el príncipe Guillermo. Llegó a dudar del amor del príncipe, quien se la mantenía ocupado en sus faenas. Cuando Guillermo se fue a cumplir el servicio militar, ella no lo pudo soportar. Al final, arreglaron sus cosas y se casaron en el 2011.

Al principio de este año, Kate Middleton se puso muy nerviosa al principio de uno de sus discursos, aunque al final lo pudo hacer perfectamente. También sabemos que la princesa sabe bailar. En un viaje a Belice en 2022, bailó con unos aldeanos y poco después, se lució con el oso Paddington en la estación de trenes, informa VOCES CRÍTICAS. A la princesa le gusta divertirse.

La princesa de Gales protagonizó otro divertido episodio cuando, vestida con tacones, blazer rojo y pantalón negro, se lanzó de un pequeño tobogán de niños y comentó: “Lo tenía que hacer”. Además, siempre muestra su competitividad. En el 2017, corrió en una pista de con su esposo y el príncipe Harry. El año pasado, con una falda y botas, hizo spinning y le ganó a su esposo, ganándose un pequeño trofeo.

Kate también bromea con sus hijos, e incluso les ha puesto sobrenombres. Después de que el príncipe Louis recogió arena (foto) y usó una mini excavadora con su padre, lo llamó Lou-bug.  Pero mucho antes, esperando impacientemente la propuesta de matrimonio del príncipe Guillermo, la gente la empezó a llamar ‘Katie la esperona’ (Waity Katie).  

Por último, Kate Middleton no se toma la vida muy en serio y es más arriesgada que su esposo. Ha comido cosas extrañas, trasquilado ovejas y jugado Arcade teniendo sus vestidos puestos. Todo, por supuesto, bajo su responsabilidad.